Ella

Siempre arreglada. Perfumada. Sus Aros. Elegante…
Comprensiva. Y a veces no tanto.
Gritona. Mandona… Tranquila y llena de paz.
Extremadamente Leal. Compañera.
Conservadora. Fiel a sus ideales.
Compasiva…
Pocos besos. Pocos abrazos. Demasiado amor.
La comida casera a la orden del día. El olorcito en “su” cocina, hacía despertar todos los sentidos.
Complaciente…
Siempre una palabra de aliento. Y siempre una reprenda.
Aunque errada, siempre estuvo en lo correcto.
Vivaz. Vital.
Siempre lista para dar una mano.
Ricos mates a altas horas de la madrugada, mientras me confundía en las páginas de algún libro de derecho.
Arremangada y con un martillo en la mano ante una escenografía a medio terminar.
Y en la primera fila, ante un escenario, testigo de los preparativos de una obra amateur.
Su mañana empezaba muy temprano y su noche terminaba muy tarde.
Y sin embargo el cansancio no era parte de su vida.
Abogada. Contadora. Médica
Cantante y bailarina.
Chef y modista.
Electricista. Plomera. Carpintera.
Una hija adorada.
Una esposa leal.
Una madre ejemplar.
Una mujer como pocas.
Un Ángel Guardián.