Hace rato
intento no darle la importancia que tiene, ni dejarlo ocupar ese lugar en mi
vida.
Lo intento
terriblemente.
Intento
olvidarme de su cara, de sus ojos, de su pelo.
Me digo
una y otra vez que es parte de mi pasado, que ya no tiene q tener lugar en mi
mente.
Lo
intento. Pero no lo logro.
Durante
unos meses hice como que había desaparecido para siempre. Pero volví a caer en
la tentación. Y como el que busca siempre encuentra, esta no fue la excepción.
Hace
apenas unas semanas supe como seguía su historia. Hace apenas unas semanas
David volvió tras esos fuertes y gruesos barrotes de hierro. A esa jaula. A ese
lugar, que nunca debería haber dejado.
Un año atrás
me pregunté, y pregunté…¿será justicia?
Puede que
él esté en el lugar que corresponde.
¿Es eso
justicia?
Él sigue
estando tan presente en mi vida como el primer día
¿Es eso
Justicia?
Hoy, él
también forma parte – seguro que sin saberlo – de la vida de otro u otra.
¿Es eso
justicia?
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Hace apenas
unas semanas supe, que él en realidad, nunca cambió, que sigue siendo el mismo
hombre de siempre.
Y sin
embargo, yo soy una mujer realmente diferente. Y seguramente ahora, hay un alguien
más que es muy diferente.
Hoy, 8
años después, vuelvo a preguntarme lo mismo
¿Será Justicia?
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