Mi Media Naranja


Esta mañana me desperté,  y luego de dudar unas cuantas veces, me levanté.
Me metí en la ducha, y bajo los efectos de un carísimo baño de crema empecé a pensar que ropa vestir.
Salí de la ducha, me sequé, me puse crema corporal, crema facial, crema para los pies, crema en las manos… y me puse la bata.
Bajé las escaleras y conecté la cafetera. Mientras tanto coloqué un líquido termo-protector en mi larguísima cabellera y enchufé el secador de pelo.
Me tomé el café, mientras se calentaba la planchita.
Luego de unos 60 minutos aproximadamente, volví a subir las escaleras y me paré frente al vestidor.
Saqué una pollera de raso negra, medias negras, camisa blanca, y stilettos negros. Me vestí. Me miré al espejo… demasiado formal. Tiré todo arriba de la cama.
Volví al baño, me cepillé los dientes con crema dental blanqueadora.
Volví frente al placard. Saqué un jean, botas altas marrones, remerita un poco escotada cremita, un saquito marrón, pashmina cremita. Me miré al espejo… demasiado informal.
Bajé por otro café. Me pregunto a mí misma: “tan difícil es elegir el outfit para un día común y corriente?”
Vuelvo al vestidor. Pantalón negro, remera negra, saquito negro, stilettos fucsia. Me miré al espejo… es un día común y corriente.
Miro hacia la cama… Kosovo.
Cierro la puerta.
Corrector de ojeras, base, rubor, sombra, rímel, perfume…
Cartera negra, sobretodo negro, llaves de casa, llaves del auto…. Auto en marcha.
Sólo 8 cuadras. Meto el auto en el garaje por montacarga. Tomo el ascensor desde el primer subsuelo. Bajo en el segundo piso. Entro a la oficina. Silencio total…
Prendo la radio, las computadoras y levanto los mensajes. Dos clientes pesados, dos abogados que quieren arreglar lo que ni siquiera puedo empezar a discutir, mi hermana y mi papá.
Leo los mails. Trash.
Pongo la pava…
Abro el lex… agenda… tres demandas para terminar, cinco escritos para redactar, veinticinco llamadas por hacer, un cheque por cobrar..
Suena el celu… miro el id… no atiendo, todavía es temprano.
Abro el Word, y escribo..
Timbre, telefóno, el secretario tiene exámen, o sea, no está. El resto, nunca llegó.
Llega mi socio. Abre el lex… 2 demandas por terminar, escritos y llamados.
8 de la tarde/noche, y sus primeras palabras: “me voy”.
8.10. Silencio total.
9 de la noche. Abrigo, cartera negra, llaves del auto. Ascensor, auto en marcha y montacarga. Llego a casa. Ni hambre tengo. Prendo la tele. Ni sé lo que miro.
Pienso…
Un día común y corriente… y sin embargo horas pasé frente al espejo y vestidor, sufriendo el calor del secador y la planchita, embadurnándome en cremas para que mi piel luzca increíble, con un maquillaje suave, pero agradable…
Para qué?
Nadie me vio.
No llegó el llamado de la salida imprevista. La cervecita “after office” que tanto esperamos. No llegó el encuentro casual. Ni el programado.
Un mensaje: “como fue tu día?” …  es de G, mi amiga.
 “Tranqui, sin novedades. El tuyo?”.
 “Lo mismo”. 
“No me llamó”.
“Quién?”.
 “Nadie”.
“A mí tampoco.”
Apago la tele. Me preparo el décimo café del día. Con suerte encuentro un pedacito de chocolate que alguien olvidó comer.
Me prendo un pucho. Miro el cielo.
De qué preocuparme? 
No seré una belleza, pero considero que estoy bastante bien. Soy inteligente. Hasta se podría decir que estoy cerca de ser exitosa. Profesionalmente, obvio. Estoy tranquila económicamente. Tengo buen humor. No soy egoísta. Tengo a mi familia. Tengo amigos. Disfruto de estar con ellos.  SOY INDEPENDIENTE.
Definitivamente, estoy sobrecalificada.
Estoy sola. Y me convenzo de que estoy bien sola. Disfruto de mi libertad. Disfruto de mi soledad.
Sin embargo, cada mañana que empieza, salgo de casa esperando encontrar mi media naranja.

Estaré destinada a ser naranja entera?










No hay comentarios:

Publicar un comentario